[...]
Mucho calor, minifaldas, pantaloncitos cortos, escotes y gente hormonada a tope.
En este ambiente me muevo, de día y de noche, reconociendo formas, colores, pero no almas. En este ambiente observo, objetivo y al margen, los rituales -aún un tanto animalizados según qué caso- de los machos que buscan hembras y de las hembras que eligen machos.
En este ambiente, tan conocido y parte de uno mismo en épocas pretéritas, me muevo. Y me descubro cambiado, distinto. Ahora no hay sólo escotes, ni piernas, ni movimientos sensuales sobre plataformas de discotecas; ya sólo disfruto plenamente viendo ojos, intentando averiguar qué personalidad se esconde tras esa piel, o por qué a aquella chica su pareja parece no hacerla feliz. Ahora me descubro preguntándome más por el por qué y el cómo que por el qué. Ahora me gustaría conocerla, en vez de llevarla a la cama.
[...]
-Él-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Me encanta...jajaja. Sencillamente me encanta. No se como describirte la sensación que me sentido al leerlo por primera vez.
Me lo recomendó un amigo, un buen amigo, diciéndome que creía que a mi concretamente me iba a gustar y así ha sido.
Sin palabras...no se como explicarlo...
Muchas gracias por tu visita y lectura. Y gracias también a tu amigo.
Este es, al fin y al cabo, también tu rinconcito.
Bienvenida.
-Él-
Publicar un comentario