miércoles, 15 de octubre de 2008

Pregunta para todas...

Hace poquito, una de las lectoras y amigas lanzaba esta pregunta para vosotras:

"Pregunta para todas:pq?, esa el la pregunta que hago cada vez q me levanto. Pq cuando encuentras a alguien que podria hacerte feliz no te enamoras???, q pasa q el q te gusta te tiene q hacer daño y el q no te gusta enamorarse de ti hasta los ojos???"

El amor no atiende a reglas. El amor, a mi parecer, es algo que nace de una fuerte, muy fuerte amistad, total confianza, una pizquita de deseo y pasión, comodidad con la otra persona, respeto mutuo... En fin, son tantas las variables que influyen en el amor, que sería imposible escribirlas todas. Hay, además, un "algo" inexplicable que hace precisamente imprevisible el comportamiento del amor.

Cuando una mujer se enamora de alguien que le puede hacer daño -algo bastante habitual, por desgracia-, doliéndole el tener que dejar de lado a quien sabe a ciencia cierta que podría hacerla feliz, sufre. Y se trata de un sufrimiento doblemente dañino ya que se entremezcla con la impotencia de saber qué quiere una y no poder cambiarlo.

En este caso las palabras sobran -todos comprendemos cuál es la sensación de nuestra amiga. La voluntariedad de enamorarse, lamentablemente, no existe; y si uno trata de maquillarlo, al final queda en una conformidad que, al cabo del tiempo, destapa la sensación de vacío que sólo el verdadero amor puede llenar.

Querida amiga, aunque lo que me pide el cuerpo es abrazarte y escucharte para ayudarte a pasar esos malos momentos, lo único que puedo decirte hasta que vuelvas es que no pierdas jamás la fé en el amor. Y que aquí tienes a un amigo siempre dispuesto para tí. Siempre que necesites un rinconcito especial, lo encontrarás aquí.

-Él-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El amor llega solo, no hay que buscarlo. Aparece de repente y te llena de una inmensa felicidad. A veces es mejor darse un tiempo para pensar en lo que quieres y no temer estar sola.

Besos a todas
TD

Anónimo dijo...

Pues es que el amor es así de ingrato, se dedica a perseguirte mientras tú te escpas y a rehuírte si lo que haces es buscarlo. En parte se alimenta de injusticias y de desconcierto.
Es por eso tan valiosa esa sensación que sólo dura unos minutos, cuando sientes que el cuerpo de tu amado tiembla cuando lo besas, y el miedo se apodera de tí al ser consciente de que puede que pronto se acabe.