[...]
Y así aquella chica pudo al fin pensar sobre sí misma e interpretar qué tenía que hacer.
Ella necesitaba que la amaran, que la trataran como a una mujer, recibiendo cariño, disfrutando de todo momento y encontrando esa complicidad que tanto ansiaba. Eso necesitaba y eso sabía que debía buscar, y no conformarse con menos.
Ella, la chica invisible, por fín dejó de serlo y empezó a sonreir de nuevo; y su sonrisa, que no era más que una expresión exterior de su superación interior, le devolvió la esperanza.
Querida amiga "invisible", ese es el camino, y tú lo has encontrado al fin.
Dedicado a Cris (Andrea).
-Él-
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