lunes, 23 de agosto de 2010

Tiempo infinito

No puede ser. No entiendo cómo el tiempo puede pasar tan despacio algunas veces, cómo mientras la espero parece que el reloj se pausa. Cada vez que quedamos y llego pronto, sufro los minutos siguientes hasta que la veo aparecer, descendiendo las escaleras, y sonriente como siempre. Porque siempre sonríe cuando me ve. Eso es lo que más me gusta: su sonrisa. Y al menos, cuando recuerdo sus labios al sonreir, el tiempo pasa un poquito más rápido. Ojalá llegue ya.

-Él-

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