miércoles, 5 de noviembre de 2008

Una presentación simpática.

Hoy os traemos un trocito más de la historia. Aunque alguna vez lo he comentado por encima, lo vuelvo a poner. Me gusta cómo el chico, que se presenta un poquito torpón al principio, extrae una sonrisa de la chica nada más verla. Estas cosas que, cuando las haces -sobre todo sin darte cuenta-, son muy bonitas.

[...]

"Noté cómo la gente se levantaba a mí alrededor… Debía ser ya la hora del café. Pero no. Pronto noté una mano sobre mi hombro que requería de mi atención: era el jefe. Mientras quitaba los auriculares, y aún sin enterarme de lo que me decía por el alto volumen de la música, se apartó para dejar a la vista a la nueva incorporación. ¡Y menuda incorporación! Los ojos se me abrieron como platos al verla: una chica rubia, preciosa, escandalosamente guapa y… Bueno, la verdad es que no había visto algo así más que en las películas o, como mucho, sobre la plataforma de alguna discoteca, bailando al ritmo de la estruendosa música típica de las juergas nocturnas ibicencas.

Me levanté de golpe, como llamado por mi testosterona, lo que provocó que los auriculares se me cayeran al instante, dando un fuerte tirón a mis orejas. ¡Menuda sensación de ridículo tan espantosa! Mi cara debía parecer un cromo, porque la chica empezó a reír. Aquel dulce sonido se me antojó un tanto pícaro, como si lo hiciera en parte aposta."

[...]

-Él-

No hay comentarios: