viernes, 4 de febrero de 2011

Un trocito de la historia en la oficina...

" - Puedes pedir lo que quieras. Dije que estaba en deuda contigo y lo sigo estando, así que…
No pude seguir hablando. Noté sus pechos pegados a mi espalda; su pelo acarició levemente mis hombros y su dulce aroma inundó todo mi cuerpo. Era afrutado, dulce. Pasar la lengua despacio por su torso desnudo tenía que ser algo delicioso mientras uno se centra en la mezcla de su perfume y su dulce olor corporal.
- A ver… Déjame que piense… Es que no lo tengo muy claro, ¿sabes? - dijo-. ¿Qué estás tomando tú?
- Es una botella de agua. Fresquita - no como yo, que estaba ardiendo-. ¿Quieres una?
- ¡Claro! Algo fresquito me vendrá bien con tanto calor - dijo, mientras me miraba fijamente.
Su mirada me perforaba. Se estaba haciendo conmigo. Estaba empezando a poseerme. Lo notaba, lo sabía. Y no quería resistirme.
- Pero antes, ¿me das un poquito de la tuya?
- Eh… Claro, toma - y eso fue lo único que acerté a decir. Sólo quería mirarla mientras bebía.
Cogió mi botella, tomó un pequeño sorbo, apenas mojándose los labios, y pasó la punta de su lengua, que se me antojó pecaminosa, alrededor de una boca por la que seguro en la antigüedad se habrían provocado mil guerras. Ahí, en ese preciso instante, supe que Eva era una de esas pocas mujeres que sabía lo que hacía, lo que quería, y que lo quería allí y ahora. Aquel paseo de su lengua fue lo más erótico que había experimentado en toda mi vida. Y eso despertó el león, el tigre y el lobo que yacían aletargados en mi interior.
Me acerqué a ella, le quité la botella con dulzura dejándola caer al suelo y, mientras se vaciaba, la penetré con la mirada hasta que sus pechos tocaron mi torso. Estaba un poco excitada; lo notaba a través de su sujetador. Aquel primer contacto con mi espalda la había animado. Rocé sus manos; acerqué mi boca y noté cómo sus labios se separaban levemente, como para recibir mi beso. Pero no era el momento. En lugar de eso escapé de la tentación y, rozando mi mejilla con la suya, le susurré al oído:
- Eva, te deseo.
"

-Él-

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